La venganza de Los Trujillo
Primero fue la Ministra Trujillo en la primera entrega de esta aterradora saga, contándonos que la dignidad no se mide en metros cuadrados.
Ahora, y tan sólo una semana después, el Cardenal Trujillo (López Trujillo), nos presenta la nueva entrega, la Amenza Fantasma hacia los homosexuales.
Vaya par de elementos, por un lado la ministra se hace un despacho de más del doble del tamaño de los pisos que propone... y, OJO!!, lo hace porque le parecía pequeño ("La ministra les comunicó que desea trabajar en el espacio más amplio y luminoso posible", ¡Señora, yo lo que quiero es vivir en un sitio amplio y luminoso!).
Y por el otro (como no podía ser de otra forma), llega el "Señor Cardenal" a decirnos que si tenemos algo que ver con la consumación de las bodas entre homosexuales, objetemos (qué sin B seguro que les mola). Recurrir a la objeción de conciencia, como si casar a una pareja que se quiere fuese un crimen.
No permiten ese tipo de bodas en su institución y además no quiere que se lleven a cabo fuera de ella. ¿Por qué razón? Pues nadie lo sabe... o a lo mejor sí. La cuestión es crear problemas.
"La Iglesia no acepta que los homosexuales sean objeto de burlas, insultos o expresiones inhumanas. Son personas que merecen todo nuestro amor, nuestro apoyo y nuestra ayuda." así termina el artículo, para dejar buen sabor de boca... cuando, en realidad, unos párrafos más arriba ha dicho: "La ley española que permite el matrimonio entre homosexuales es inhumana", eso es un insulto, discriminación pura y dura. Se pretende que ciertos ciudadanos no puedan firmar un contrato que simbolice su unión civil y establezca su igualdad social.
No sé cuantos Derechos Humanos se está saltando la Iglesia a la torera, pero seguro que más de uno.
Ahora, y tan sólo una semana después, el Cardenal Trujillo (López Trujillo), nos presenta la nueva entrega, la Amenza Fantasma hacia los homosexuales.
Vaya par de elementos, por un lado la ministra se hace un despacho de más del doble del tamaño de los pisos que propone... y, OJO!!, lo hace porque le parecía pequeño ("La ministra les comunicó que desea trabajar en el espacio más amplio y luminoso posible", ¡Señora, yo lo que quiero es vivir en un sitio amplio y luminoso!).
Y por el otro (como no podía ser de otra forma), llega el "Señor Cardenal" a decirnos que si tenemos algo que ver con la consumación de las bodas entre homosexuales, objetemos (qué sin B seguro que les mola). Recurrir a la objeción de conciencia, como si casar a una pareja que se quiere fuese un crimen.
No permiten ese tipo de bodas en su institución y además no quiere que se lleven a cabo fuera de ella. ¿Por qué razón? Pues nadie lo sabe... o a lo mejor sí. La cuestión es crear problemas.
"La Iglesia no acepta que los homosexuales sean objeto de burlas, insultos o expresiones inhumanas. Son personas que merecen todo nuestro amor, nuestro apoyo y nuestra ayuda." así termina el artículo, para dejar buen sabor de boca... cuando, en realidad, unos párrafos más arriba ha dicho: "La ley española que permite el matrimonio entre homosexuales es inhumana", eso es un insulto, discriminación pura y dura. Se pretende que ciertos ciudadanos no puedan firmar un contrato que simbolice su unión civil y establezca su igualdad social.
No sé cuantos Derechos Humanos se está saltando la Iglesia a la torera, pero seguro que más de uno.